Buenas tardes, hoy en Vértigo Radio hablaremos de la difícil etapa de la banda y que a todo músico le afecta sobre manera. Hoy toca analizar la “Crisis del Segundo Álbum”.
Ya a finales de la gira del disco Boy, los jóvenes muchachos de Dublín estaban muy comprometidos con sus ideales Cristianos y a excepción de Adam, los otros 3 pensaron seriamente en abandonar el proyecto musical y abocarse totalmente a su crecimiento espiritual mediante la meditación y predicación de la Biblia.
Y justo al inicio del nuevo disco (que se llamaría October), le plantearon a Paul McGuinness renunciar y dedicarse por entero al llamado de Dios. El manager vió una nueva crisis en la banda, y como tantas otras debió aplicar toda su fuerza de voluntad para capear el temporal y plantear a los chicos desde el punto de vista de la Responsabilidad frente a lo que era U2 ahora, no solo un grupo de 4 músicos y su manager, si no que una fuerza de trabajo mayor que ellos, había más gente detrás, técnicos que los apoyaban en las giras y todo el dinero que había aportado Island Records y por sobre todo, también sus familias que estaban aportando con toda su voluntad en este proyecto musical.
Pero Bono, Edge y Larry pugnaban con una verdad menos aceptable, que el cristianismo requería de ellos y que renunciaran a su ego y quizá por lo mismo, eran incapaces de hallar dentro de sí mismo la humildad para conseguirlo.
Pero los 3 integrantes que estaban afectados directamente con esto, aceptaron las ideas del manager y siguieron adelante para esperar en su momento y después de concluir sus contratos, si el llamado espiritual era una opción de vida.
Pese a la crisis personal y creativa que preocupaba a aquellos principalmente implicados en la grabación de October, la atmósfera en los estudios de Windmill Lane se veía aligerada de tanto en tanto por el sonido de algunas risas. Había mucho en juego allí para todos ellos; tendrían que soportar el choque del análisis crítico, explicar October y vivir con él en la carretera durante la siguiente fase de su gira. La misma reputación de Steve Lillywhite estaba también en la cuerda floja.
El productor del disco no podía permitirse un mal álbum de U2 y Adam Clayton fue el que más salió beneficiado de la presencia del Ingeniero en Sonido. Steve definió un papel importante para las texturas del bajo y le dio apoyo en otras formas musicales menos tangibles. Dentro de Adam estaba creciendo la convicción de que su indiferencia hacia el cristianismo, combinada con su vulnerabilidad en el bajo, esto último no enteramente desconectado con el aislamiento creado por lo primero, podía conducir a ser echado a un lado por los otros.
Ninguna palabra tranquilizadora de McGuinness, Lillywhite y Joe O’Herlihy podía reemplazar la confianza que había perdido Adam en los últimos meses. Se sentía solo en el escenario y fuera de él, y aunque la mayor parte del tiempo consideraba su vida como algo miserable. A menudo, durante aquellos meses, Adam se descubrió asistiendo a fiestas y reuniones por la noche. La euforia después de los conciertos podía sostenerle durante algunas horas pero, cuando el amanecer se insinuaba lentamente en el horizonte y volvía a casa en taxi, reflexionaba sobre el vacio que se extendía más allá de la euforia y se preguntaba desanimadamente qué le estaba ocurriendo a U2. Desde fuera, Adam parecía estar pasándolo en grande. Pero él no se sentía así desde dentro.
Pese a las tensiones subyacentes, un residuo del respeto, el afecto y el tipo de amistad que sólo aquellos que han hecho juntos la carretera pueden compartir, mantenía a raya la amargura y el resentimiento. Bono, torturado y creativamente bajo presión, seguía siendo un buen compañero, si bien distinto de una hora a la siguiente.
Pero había algo que los sostenía a los 4 y era la pasión por lo que hacían y creaban y esa pasión estaba siempre centrada en el trabajo, hasta un grado que Lillywhite consideraba absolutamente extraordinario. Había pocas bandas en la historia del rock n’ roll, pensaba el productor, tan irrevocablemente abocadas al trabajo en estudio. La mayoría de los álbumes de otras bandas contenían algunas canciones que hubieran debido ser desechadas, los rellenos ofrecidos al productor con los ojos bajos y la esperanza de que él pudiera transformarlas mágicamente en algo. Pero U2 deseaba que cada canción significara algo, cada canción era única, no había rellenos, errores, ambiciones no realizadas y distintos niveles.
Por eso tanta sangre era derramada en la primera canción como en la última y por esa convicción de unos muchachos de apenas 20 y 21 años en mantener algo con vida, el segundo disco pudo nacer de las cenizas que condenaban a una banda a morir y que apenas nacía en su vida musical.
Y ahora en nuestro capítulo 27 del lado oscuro de U2, presentamos del disco October, la canción "Rejoice".